Lo cierto es que no. La biología siempre se me daba bien, literalmente me encantaba, pero las matemáticas o la química se me resistían mucho y la física no la curse mucho en mi instituto (tenía que elegir entre química o física). Aun así admito que, a pesar de que no se me daban bien, me fascinaba cuando conseguía entenderlas después de dedicarles horas hasta que iba entendiendo poco a poco sus misterios.
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